Hoy, a diferencia de varios días, acepto el chamuyo. Hoy estoy lista para que me mientan, para que me digan cosas increibles y me roben sonrisas; para que me digan que por mi, matarían una ballena a chancletazos, y yo no pueda aguantar las carcajadas y no me quede otra que enternecerme de la ocurrencia masculina.
Hoy, que mi autoestima está otra vez donde tiene que estar (quizás, porque me han mentido bastante bien, quizás porque ya era hora de que la meditación funcionara, quizás porque me saqué un pesito de encima y entonces todo volvió a su lugar...) tengo ganas de volver a escuchar esas cosas que a veces no tienen sentido, pero tampoco tiene sentido buscárselo. La lógica paradojica, una vez más y obligandome a recordar a Erich Fromm en El Arte de Amar...
Tengo ganas de correr la cortina y mirar por la ventana, y también claro, dejar que me vean. Para que me digan que soy linda; que estoy buena; subi que te llevo, mamaza..., que soy especial; que siempre doy buenas respuestas; que no tener tetas no está mal; que qué lindos son mis ojos hoy; que este color me queda particularmente bien, que hoy me maquillé diferente y me favorece, que tengo lindas las uñas, que soy más linda si sonrío, que ayer estaba rara, que hoy es como si brillara....i like escuchar qué podés inventar.
Por otro lado, pero viene de la mano y como anillo al dedo, por estos días me he ganado un premio. Dice, quién me lo dio, que no es porque estoy gorda, que soy como un palito, pero no cuido mi cuerpo como debiera hacerlo, y entonces, por eso me llama la atención. Ok, tiene razón. Hago un mea culpa, aunque hoy mi ego se haya ausentado y sólo quede lo más profundo y puro de lo que soy, que se siente bastante conforme con la parte física del personaje que hoy le toca representar...
Yo entro en la bikini, pero...tengo unas pequeñas várices que tendría q sacarme y me cuelgo y no voy al flebólogo...
Entro, pero...fumo como una condenada y cada vez que quiero dejar parece que es contraproducente y termino fumando más, o termino dándome cuenta que en realidad, no quiero dejar...
Entro, pero...la ley de la gravedad un día me va a pasar factura por todos los chocolates que no puedo dejar de comer, religiosamente, todos los días...por los alfajores, por los tostados, por la adicción al mate, por ser tan sedentaria y negarme al gimnasio.
Por los jeans tan ajustados, por la mala postura, por comer tantas golosinas, por comerme las uñas, por teñirme el pelo...en fin...cuando llegue el día del juicio final, no puedo decir que no lo sabía. He pecado, y me hago cargo.
Ahora digo yo...un premio a la sinceridad...no hay? :D